Canadá y EE.UU: El FTA

 Canadá y EE.UU. aprueban un tratado de libre comercio

“Las negociaciones entre Canadá y Estados Unidos fueron noticias de primera plana en Canadá desde el comienzo al fin”.

El 17 de marzo de 1985, el Presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan y el Primer Ministro de Canadá Brian Mulroney, declararon que se estaban embarcando "en un mutuo esfuerzo para establecer un clima de mayor predicción y confianza para que canadienses y americanos en conjunto puedan planificar, invertir, crecer y competir con más efectividad los unos con los otros y en el mercado global". Así, en poco menos de cuatro años, los dos gobiernos aprobaron el Acuerdo de Libre Comercio entre Canadá y los Estados Unidos (FTA), que estaría funcionando completamente en 1998.

CANADÁ ANTES DEL FTA

A lo largo de la historia, Canadá siempre se ha mostrado dudoso, inseguro acerca de la idea de establecer lazos comerciales más cercanos con los Estados Unidos. Sin embargo, desde finales del siglo XIX y hasta 1984, ha habido por lo menos nueve proyectos de  comercio parcial o universal entre ambos países.

La oposición a los acuerdos de libre comercio siempre ha sido política, basada en lo que se conoce como el argumento de la "cuesta resbaladiza": que propone que una unión económica más cercana llevaría inevitablemente a una unión política.

Siguiendo tal razonamiento, es posible entender porqué a Canadá, al poner sobre la mesa discusiones sobre la posibilidad de aplicar políticas a favor del libre comercio, siempre le asalta la duda sobre cuáles serían sus implicaciones políticas, poniéndose en primer plano. Lo que quizá sea porque para Canadá, hablar sobre el impulso del libre comercio, toca las raíces más profundas de la existencia nacional de Canadá. Es más, los debates sobre el libre comercio se han llegado a llamar discusiones simbólicas sobre la naturaleza y destino de Canadá.

Razón por la cual, los elementos de política de comercio exterior fueron continuamente ajustados en el transcurso de los años pero hasta los años cincuenta, Canadá se mantuvo firme en sus objetivos de desarrollar industrias que sustituyeran importaciones, haciendo uso de medias altamente proteccionista mientras buscaba el acceso a mercados extranjeros para sus materias primas abundantes.

EL CAMBIÓ EN LA VISIÓN CANADIENSE

 Canadá participó en las siete rondas de negociaciones multilaterales llevadas a cabo bajo los auspicios del GATT. Sin embargo, como resultado del sistema GATT, Canadá se estaba volviendo más, en vez de menos dependiente del mercado americano.

Los intentos para diversificar las exportaciones canadienses y para alentar a sus compañías industriales de producir para el mercado internacional en vez de solamente el interno fracasaron y, como resultado, la industria manufacturera canadiense siguió siendo pequeña, fragmentada, e ineficaz;' concentrada en abastecer al mercado doméstico.

Aún cuando, el sistema GATT también permitió a Canadá perseguir una política de comercio orientada hacia el liberalismo pero, en la realidad éste mantenía una mezcla de políticas muy poco liberales. Aquellas acciones contradictorias encontraban una justificación ideológica bajo el argumento de que, debido al hecho de que Canadá era un país "pequeño" que dependía del comercio con países más grandes, estaba en una posición no igual y necesitaba tomar medidas para defender sus intereses y ayudar a su ventaja comparativa.

El marcado proteccionismo comercial de Canadá continuaría refugiándose bajo aquella simple justificación ideológica hasta la década de los ochenta, donde el país experimentó una increíble revolución. En aquellos años, Canadá se animó por fin a despegarse del dogmatismo proteccionista como parte de su Política Nacional, y decidió adoptar políticas enfocadas en hacer al sector manufacturero más competitivo a nivel global a través de un comercio más libre, para lo que FTA sin duda jugó un papel muy importante, pues fue la expresión máxima de aquellas nuevas políticas.

Aunque también fue el resultado de una estricta evaluación sobre las ventajas de las negociaciones multilaterales,  ya que éstas no estaban suministrando suficientes garantías para una reestructuración significativa de las industrias canadienses. Aunado también a un escepticismo considerable sobre las posibilidades de éxito de la Ronda de Negociaciones sobre Comercio de Uruguay del GATT.

PUNTOS CLACE DEL FTA :

Elaboración propia con la información de los texto consultados

OBJETIVOS DE CANADÁ ANTE LA FIRMA DEL FTA

Canadá tuvo tres objetivos fundamentales para negociar este acuerdo, el primero y más importante fue el de llevar a cabo reformas domésticas, eliminando, por lo menos para el comercio con los Estados Unidos, los últimos vestigios de la Política Nacional enfocada en el proteccionismo. El gobierno canadiense consideraba que, una apertura de fronteras obligaría a las compañías canadienses a reestructurarse y modernizarse para volverse más eficientes y productivas, a fin de que estuvieran listas para competir en el resto del mundo, sin esperar a relajar más las restricciones al comercio alrededor del mundo.

Algunos ejemplos de las medidas proteccionistas que se pretendían eliminar con el NFT fueron

1.- Los sistemas especiales de avalúo y clasificación que Canadá empleaba hasta 1988, mismas que eran poderosas barreras no-arancelarias.

2.- Los sistemas discriminatorios de distribución de vino y cervezas que protegían de la competencia extranjera a los cerveceros y viñateros canadienses.

3.- Los contratos gubernamentales discriminatorios  entre provincias que imposibilitaban la competencia tanto a las compañías extranjeras como a las compañías de otras provincias. Situaciones que se presentaban debido a que, con el paso del tiempo,  las diferentes provincias habían establecido barreras entre sí, que no solamente afectaban al comercio internacional, sino también al comercio intraprovincial.

Políticamente era casi imposible atacar estas prácticas directamente, pero los negociadores canadienses esperaban que el Tratado, por medio de una competencia aumentada y la presión de los Estados Unidos, llevara a cabo reformas por la fuerza, fuesen deseadas o no.

 Canadá muchas veces se ha encontrado en el lado receptor de los usos arbitrarios de las mal llamadas "leyes remediales para el comercio" elaboradas por el Congreso estadounidense. No solamente se han aplicado estaS leyes directamente a las exportaciones canadienses, sino muchas veces los productos canadienses han sido golpeados de' refilón por acciones 'estadounidenses en contra de terceros países.' Canadá, entonces, entró a las negociaciones para el FTA con la posición de que debiera estar exento de las leyes remediales estadounidenses, debido a que la potencialidad para acciones arbitrarias aumentaría enormemente el riesgo de los hombres de negocios canadienses, que comprometieran el futuro económico de sus compañías en el mercado norteamericano.

Durante los años de negociación del tratado, y ya entrado éste en vigor, en Canadá permanecía un temor constante sobre las repercusiones económicas y sociales que se pudieran vivir en el país, pues para la mayoría de los canadienses el FTA representaba una apuesta impredecible, pues se consideraba que Canadá estaba en una posición vulnerable frente a la presión económica de los Estados Unidos. Indudablemente, los negociadores canadienses estaban conscientes de este peligro, pero consideraron que los beneficios a largo plazo que obtendría Canadá valían lo suficiente como para correr el riesgo. Ciertamente, uno de los efectos más notables del FTA, fue el surgimiento de un proceso encaminado a la apertura y aceptaciones de actitudes internacionales en el mundo de los negocios.

CONCLUSIONES

Finalmente, el FTA tuvo la intención de suministrar una base mejorada y más moderna para el manejo de la relación entre Canadá y Estados Unidos. Desde 1948, el GATT cumplió con esta función pero cada vez resultaba más inadecuado para ello. Durante los años setenta esta relación especial pasó por malos tiempos, cuando ambos gobiernos se distanciaron el uno del otro. Esto resultó en una crisis importante entre 1981 y 1982, cuando la llegada al poder en Washington de la administración conservadora de Ronald Reagan, unida al regreso al poder de un gobierno nuevamente vigorizado y nacionalista de Trudeau en Canadá, tuvo resultados desastrosos para la relación bilateral. En toda una gama de problemas, ambos gobiernos parecieron estar fuera de sincronización el uno con elotro. La llegada al poder del Partido Conservador de Brian Mulroney en 1984, lo cambió todo. Un compromiso de revivir la largamente muerta relación especial con los Estados Unidos, fue una de las características determinantes del nuevo gobierno y el fundamento de sus políticas, siendo la firma del FTA el resultado de aquel fiel compromiso.

El buen éxito de estos esfuerzos de racionalización y especialización solamente será evidente si los patrones del comercio canadiense se diversifican debido a un incremento del comercio a través del Atlántico y el Pacífico como resultado de una mayor competitividad y especialización.


Bibliografía:

Stewart Stokes, Hamish. " El Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá : algunas lecciones" Estudios Internacionales, Volumen 26, Número 102, 17pp., Chile, 1 de enero de 1993, Recuperado de: https://revistaei.uchile.cl/index.php/REI/article/view/15404 

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